En marzo, el precio del oro rebasó su límite a corto plazo de 1.585,-$ y se acercó a la línea de 1.600$, mientras que la plata volvió a superar los 29$. Durante una conferencia de prensa sobre el informe anual del Bundesbank el presidente del banco central alemán Jens Weidmann afirmó que las presiones inflacionarias a corto plazo estaban disminuyendo.
Como Weidmann, miembro del consejo gobernador del BCE, es uno de los oponentes más fervientes al «lo que haga falta» de la política monetaria de Draghi, sus últimos comentarios se han interpretado como una continuación, y tal vez incluso más libertad de acción en los futuros estímulos del BCE. No obstante, Weidmann también reiteró que la crisis de la eurozona no ha sido ni será resuelta por los bancos centrales. «Es la política fiscal, y no la política monetaria, la que puede resolver la crisis», dijo Weidmann.
Curiosamente, el Bundesbank ha retenido cerca de 7.000 millones de euros en beneficios del gobierno alemán como previsión contra el aumento del riesgo que implica la compra de deuda soberana europea por el BCE. Por un lado esto significa una reducción del presupuesto alemán en 800 millones de euros. Por otro, como no, da pie a preguntar por qué el BCE – que se enfrenta a riesgos de balance muy parecidos – en 2012 sólo reservó 1,2 billones de euros como previsión a pesar de que su balance cuadruplica el del Bundesbank.
Al otro lado del océano el Dow Jones Industrial Average cerró en 14450.06 puntos, el octavo máximo histórico consecutivo, lo que nos hace cuestionar si la definición de inflación que nos ofrecen los banqueros centrales no será absolutamente deshonesta. No es difícil predecir qué es lo que ocurrirá con el precio del oro cuando la realidad – que la inflación es, de hecho, la pérdida de valor de una divisa – lentamente empiece a tomar forma.