La idea tras la inversión en oro es que los ahorradores prudentes querrían protegerse de la combinación de estos dos riesgos: la crisis bancaria global y la pérdida del poder adquisitivo de las divisas papel. El primero de estos riesgos ya está presente, y es importante que todo aquel que tenga ahorros por proteger sea consciente de lo que está ocurriendo con los bancos y las cuentas bancarias. Cuando los medios de comunicación acaben de darse cuenta ya podría ser demasiado tarde para actuar.
Hace tiempo que es obvio que los bancos de muchas jurisdicciones son insolventes, y que sencillamente son demasiado grandes para que los gobiernos los rescaten. Asimismo, mientras que algunos gobiernos creen que tienen ciertas probabilidades para arreglárselas como sea, todos son conscientes de que una crisis en uno de los países más grandes como España o Italia casi inevitablemente llevaría a una cadena de insolvencia imposible de controlar. No debería sorprendernos que los banqueros centrales hayan estado pensando en cómo lidiar con este problema y que hayan llegado a una solución.